No todo son flores...

-Steve Jobs, cofundador de Apple Computer, en Wired Magazine,

Feb., 1996.Nuestra infatuación nacional con los ordenadores en la primera infancia y la educación Primaria está desviando los escasos recursos de las necesidades inatendidas de los niños. ¿Hasta qué punto la presión para informatizar la niñez no está dirigida por el imperativo de la ganancia -y el poder políticode las industrias de alta tecnología? ¿Cuánto de ello no es producto del miedo de los adultos a verse incapaces de seguir el ritmo del cambio tecnológico y cultural? ¿Sería razonable esperar que entrenar  a los niños pequeños a manejar máquinas potentes -máquinas condenadas a la obsolescencia mucho antes de que ellos consigan su primer trabajo- de algún modo los vacunará contra las incertidumbres económicas del mañana? ¿Podemos permitirnos ignorar lo que conocemos sobre salud y bienestar en el crecimiento de los niños para perseguir políticas educativas basadas en el miedo y orientadas por los beneficios?

Los verdaderos costes de la tecnología educativa

Se estima que en los últimos 5 años las escuelas públicas en Estados Unidos han gastado más de 27.000.000 de dólares en tecnologías informáticas y otros gastos relacionados con ellas. El gasto anual se ha duplicado desde el año escolar 1994-1995 creciendo de 3.600.000.000 ese año a un estimado de 7.800.000.000 para el 1999-2000. Los números se basan primeramente en informes emitidos por la Quality Education Data (QED), una compañía que cada año realiza una investigación detallada. Pero estas cifras no distinguen cuáles son las asignadas a las escuelas de Primaria. Otras compañías también recopilan y venden información similar, pero no existe ninguna estimación oficial del gobierno sobre las tendencias del gasto en tecnología, que mencione los datos específicos en las escuelas de Primaria, de acuerdo con el Centro Nacional de Estadística Educativa. Los elevados costes de informatizar la niñez en edades tempranas y en la escuela Primaria probablementetengan un crecimiento mayor, tanto en dólares como en la pérdida de las oportunidades para atender las necesidades más apremiantes de los niños. La administración Clinton ha estado exigiendo a las escuelas que adopten la meta de un ordenador multimedia por cada cinco niños, acceso a Internet en cada aula desde el Jardín de Infancia hacia arriba y el entrenamiento, software y servicios de mantenimiento necesarios para llevar a cabo su visión de adiestrar a todos los maestros en el uso de los ordenadores para impartir cada asignatura.

¿Están las escuelas cerca de alcanzar esos objetivos federales? El Departamento de Educación estima que el 100% de las escuelas probablemente estén conectadas a Internet a finales del año 2000.  De acuerdo con el Departamento de Educación, en otoño de 1999, el 94% de las escuelas de Primaria tenían acceso a Internet, pero solamente lo tenían el 62% de sus aulas. Y en esas escuelas la proporción de ordenadores con acceso a Internet por estudiantes era de 11 a 1.

“Las escuelas con elevada proporción de estudiantes de bajos ingresos son las más retrasadas. En otoño de 1999, en las escuelas donde al menos el 71% de los estudiantes están calificados para acceder a la comida del mediodía gratuitamente o a precios reducidos, había un ordenador con acceso a Internet por cada 16 estudiantes. Solamente el 39% de las aulas tenían ordenadores con acceso a Internet. Las escuelas con no más del 11% de los estudiantes calificados para almuerzos gratis o a bajo precio tenían un ordenador con acceso a Internet por cada 7 estudiantes y el 74% de las aulas tenían al menos uno”. Entre 1990 y 1998 el volumen de ordenadores por estudiantes en escuelas con doce grados varió de uno por cada 20 estudiantes a uno por cada 6. Sin embargo, muchos ordenadores eran viejos modelos incompatibles con el último software multimedia.Los ordenadores multimedia representaban solamente cerca del 57% de la base de hardware educativo en las escuelas en 1998-1999. Aun así, las escuelas están gastando en la formación de maestros mucho menos de lo que la mayoría de los expertos consideran necesario, -al menos el 30 % de los gastos totales en tecnología- si las escuelas esperan que las nuevas máquinas no se limiten a acumular polvo.  En 1998-1999, porejemplo, gastaron menos del 8 % en formación relacionada con la tecnología y el desarrollo profesional.